Jhon Dewey un filósofo estadounidense hizo célebre esta frase: “La educación no es preparación para la vida; la educación es la vida en sí misma”. La Organización de Naciones Unidas –ONU- establece que la educación es un derecho humano que hombres y mujeres deben ejercer. El acceso a la educación proporciona las herramientas necesarias para convertir a la persona humana en ciudadanos empoderados, con capacidades para poder adaptarse a los cambios sociales, económicos o políticos y contribuir en la construcción de mejores sociedades.
La educación es un elemento esencial para el desarrollo personal y colectivo de los individuos que conforman un conglomerado social, un elemento que traspasa indudablemente la mera transmisión de conocimiento; para convertirse en una condición fundamental para el desarrollo humano que ayuda a construir mejores y prósperas sociedades.
Las sociedades que cuentan con políticas públicas eficientes y eficaces en calidad y cobertura educativa son más incluyentes, tolerantes y democráticas. En América Latina Guatemala es el tercer país que menos invierte en educación según el PIB, invirtiendo un 2.9%, Perú y Dominicana en los últimos lugares con un 2.6% y 2.2% respectivamente. Cuba y Bolivia lideran invirtiendo un 12.9% y un 7.6% respectivamente, Costa Rica es el País centroamericano que más invierte con un sólido 6.3%. En el rango del 5.2% al 5.8% se encuentran Argentina, Brasil, México y Ecuador; en el rango del 4.1% al 4.7% se encuentran Paraguay, Panamá, Chile, Colombia y Nicaragua.
Según el Informe Sobre Desarrollo Humano 2018 elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo-PNUD- resalta que los países con mejor calificación en el Ranking mundial de desarrollo humano, en el apartado de “Alto Desarrollo Humano” en América Latina lideran Argentina, Uruguay, Costa Rica, Panamá, Cuba, México, Venezuela, Brasil, Ecuador, Colombia y Paraguay. Guatemala se encuentra muy por debajo en el ranking como el tercer país con menor desarrollo humano superado únicamente por Honduras y Haití siendo estos últimos como los países peor calificados en América Latina.
Cuando hablamos de cobertura educativa en el sector público se ve una caída en el número de estudiantes inscritos del año 2011 al 2016 de 3,279,542 a 2,940,867, esto demuestra que en cinco años 338,675 niños y niñas no han tenido acceso a la educación pública, gratuita y universal; del año 2011 al 2016 ha habido una muy discreta recuperación de más o menos 42 mil niños inscritos.
Guatemala es un país muy desigual según el reciente estudio titulado: “Entre el Suelo y el Cielo. Radiografía multidimensional de la desigualdad en Guatemala.” Realizado por el Instituto de Proyecciones e Investigaciones sobre Economía y Sociedad de la Universidad Rafael Landívar expone los elementos que existen en materia de desigualdad. Primero concluye que la educación no es un elemento que esté funcionando como motor de movilidad social, la persona que nace en el seno de una familia pobre de bajos niveles educativos está destinada a mantener esa misma condición en el futuro. También resalta que los no pobres gozan de 38 veces más probabilidades de disfrutar una educación universitaria, que los extremadamente pobres. La desnutrición crónica en el primer grado de primaria en las comunidades indígenas es 60% mayor, en algunas aulas llegando a ser el 100% de los niños con desnutrición crónica, que en las aulas establecidas en ciudades capitalinas de mayoría mestizas. De igual forma, el porcentaje de adolecentes embarazadas sin estudios es casi 5 veces que el de las que recibieron educación universitaria.
Así mismo, Es inaceptable que aún en pleno siglo XXI en Guatemala se tengan indicadores de analfabetismo del 15% en números absolutos, eso significa que 1,800,000 guatemaltecos mayores de 12 años están sin saber leer, ni escribir. Según informes de organizaciones no gubernamentales, se tiene proyecciones que cerca de dos millones y medio de jóvenes están excluidos del sistema educativo escolarizado público o privado.
Existe una elevada participación del sector privado en la cobertura del nivel básico y diversificado, dejando a una gran mayoría de jóvenes, especialmente en mujeres e indígenas condenados a no tener acceso a educación por falta de recursos económicos y que el Estado a través del Gobierno tampoco ha creado las condiciones para poder atenderlos.
El Gobierno de Guatemala plantea como un porcentaje ideal en relación al PIB en la inversión en educación un 7%, de lograrlo debe responder a varias preguntas que suponen con ello grandes retos ¿En qué se debe invertir ese aumento de recursos? ¿Es factible seguir usando el presente modelo educativo con este aumento de recursos? ¿Cuál es el mejor modelo educativo que requiere Guatemala y su pertinencia cultural? Son grandes preguntas que requieren de grandes respuestas, pero la única afirmación con la que contamos es que es urgente que como país contemos con un Estado que plantee y ejecute una política pública encaminada a mejorar significativamente los índices educativos del país. Es el Estado el que debe liderar el planteamiento y la ejecución de esta política pública de una vez por todas, asumiendo la rectoría que constitucionalmente tiene en la educación, incluyendo a todos los sectores dándoles la oportunidad, si así lo desean, de aportar en la ejecución de la política pública educativa, ya que ésta debe ser de urgencia nacional y de observancia general, el futuro de los ciudadanos depende fundamentalmente de estas grandes decisiones.
Diputado Ovidio Monzón Presidente Comisión de Educación, Ciencia y Tecnología